¿Os habéis fijado que los pies son tan distintos como las personas? Los hay grandes, pequeños, con dedos largos o dedos regordetes. A veces no parecen corresponderse con la persona que los acompaña. Los hay esbeltos, regordetes, elegantes o muy campechanos. El caso es que los pobres van encerrados todo el año y es ahora cuando los sacamos a la luz, así pasa que son tímidos y se van escondiendo debajo de las sillas y las mesas, aún no tengo del todo clara si para que los veamos o para que no los hagamos daño. Dond sin duda disfrutan un montón es chapoteando en el borde de la piscina o en la orillita de la playa paseando, sobre todo si son de abuela.
Los pies son sin duda la parte del cuerpo que menos valoramos y que más se merecen un homenaje. Los tenemos desde pequeñitos. Con ellos aprendemos a andar, a correr a montar en bici, nos llevan a donde queramos sin rechistar. Cuando nos llega el primer amor nos acompañan a esos paseos tan tontos que damos con los novios, a las verbenas y demás bailes.
Sin nuestros sufridos pies no sería tan fácil recorrer el mundo en busca de aventuras.
¡Qué desagradecidos somos! En cuanto llega el verano los despojamos de los calentitos y confortables zapatos y les ponemos las sandalias. Los dejamos sin protección alguna.
Ahí están con esas minúsculas tiritas que sujetan la suela al dedillo o como mucho al tobillo, recorriendo el metro en hora punta en contacto con la mugre y papeles varios , expuestos a pisotones ¿y ellos se quejan? No, amigos el que se queja cuando lo pisan eres tú. Ellos como mucho lo único que te piden cuando es que cuando llegues a casa los laves y les saques las pelotillas de entre los dedillos, pero de esto ya hablaremos otro día .
Sin nuestros sufridos pies no sería tan fácil recorrer el mundo en busca de aventuras.
¡Qué desagradecidos somos! En cuanto llega el verano los despojamos de los calentitos y confortables zapatos y les ponemos las sandalias. Los dejamos sin protección alguna.
Ahí están con esas minúsculas tiritas que sujetan la suela al dedillo o como mucho al tobillo, recorriendo el metro en hora punta en contacto con la mugre y papeles varios , expuestos a pisotones ¿y ellos se quejan? No, amigos el que se queja cuando lo pisan eres tú. Ellos como mucho lo único que te piden cuando es que cuando llegues a casa los laves y les saques las pelotillas de entre los dedillos, pero de esto ya hablaremos otro día .
25.06.2009 EMITIDO EN EL PROGRAMA Nº 65 (26-6-09)
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