domingo, 23 de agosto de 2009

Dominguero piscinero


Hoy es domingo, un domingo de verano cualquiera en una ciudad cualquiera. El día se levanta caluroso, así que cojo el bolso que compró mi madre hace cuatro años en Benidorm y meto: chanclas, bañador de recambio, toalla, gorra, crema protectora, ropa interior de cambio, bolsa de aseo, un cuaderno de pasatiempos, una baraja de cartas y un parchís.
Ahora en la cocina preparo la nevera con las cervecitas, el refresquito, la tortilla, las aceitunitas, la bolsa de panchitos y otra de patatas fritas y, por supuesto, la sandía. Los cubiertos de plástico. Mi cuñado Pepe lleva el tinto de verano, la ensaladilla y el termo del café.
La mesa, las sillas, la sombrilla y las esterillas ya las tengo en el coche. Tan sólo me queda recoger a mi suegra. Llegamos a la piscina sacamos el bono de 10 pases y ¡ale! Todos para dentro. Ya tengo a la suegra colocada debajo de la sombrilla y a los niños en el primer chapuzón, y ahí llega Pepe con la mesa de camping, total que en breve estamos el Pepe y yo escuchando el Tour de Francia con el transistor y mi Emilia con su hermana tomando el sol con las vecinas. Esto si que es vida. Tan sólo enturbian este paraíso las moscas, y las hormigas que acechan la bolsa de la comida y mi sobrina Vanesa que está en la edad del pavo y no hace más que revolotear delante del socorrista para darle celillos a Jonatan, el hijo de la del 5 ºC que va a su clase y no se fija en ella.
Después de comer a la esterilla a dormir la siesta. Mi suegra vigila a los niños desde la silla plegable, porque si se tumba en el suelo no hay quien le levante y ya tenemos bastante mosqueado al socorrista como para seguir molestándole. Nuestras chicas echan un parchís. Y aquí no tenemos colas, pero menudo follón se monta en los vestuarios: ¡todos a correr! Que quedan 20 minutos para que cierren el polideportivo y nos tememos que duchar y recoger el chiringuito.
……. ¡Ay! ¡Qué cortito se nos ha hecho a Pepe y a mí este domingo y qué lejos queda el de la semana que viene! Por cierto, que toca paellita así que si se apuntan, ya saben, solemos estar en la tercera sombrilla de la piscina municipal.

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