miércoles, 10 de febrero de 2010

AÑO NUEVO,¿VIDA NUEVA?

Una de las cosas más curiosas que tiene esta humanidad a la que pertenecemos es, en mi opinión, esa extraña costumbre que se resume en: Año nuevo, vida nueva. Como si de un segundo para otro las cosas se pudieran cambiar. Todos, o casi todos, aprovechamos este momento tan señalado del año para intentar dejar atrás esos malos hábitos que nos molestan de nosotros mismos e iniciar, con toda la voluntad del mundo, otras cosas más saludables o al menos que nos acerquen más a la felicidad.

Hay que ver qué pena me da cuando oigo: Este año dejaré de fumar….o…..iré más al gimnasio….o….aprenderé inglés. Pero si estas cosas nunca se cumplen. Empezamos con toda ilusión como si de verdad lo fuéramos a cumplir. En la mayoría de los casos no llegamos a cumplir lo que nos proponemos ni medio año. Y les pregunto yo: Si nos hemos pasado media vida sin ir al gimnasio, o bebiendo cervecita tras cervecita ¿qué prisas nos entran ahora por cambiar de hábitos?.

Propongo que en vez de cambiar de hábitos, que ya no los llevan ni en los conventos, reflexionemos, mantengamos y fomentémonos todas aquellas cosas que hacemos y que de verdad nos hacen sentir bien.
A los que se proponen peder montones de kilos, que disfruten un día a la semana al menos comiendo felizmente. ¡Viva el huevo frito y el colesterol!
A los que quieren proponerse en el gimnasio, ¿no tienen ya bastante con las prisas del ritmo diario? ¡Viva el sofing y la siesta.!
Dejen el rendimiento al máximo y pierdan un poquito de tiempo dedicándoselo a sí mismos, aunque sea a la vida contemplativa o a mirarse el ombligo.